Frases de Epicuro -

Epicuro ( 342 a.C. – 270 a.C) fue un eminente filósofo griego y una de las figuras más reconocidas de la antigüedad. Fundó la escuela de filosofía llamada Epicureísmo. Escribió aproximadamente 300 obras, aunque la mayoría de ellas se perdieron o solo quedan algunos fragmentos, las que se han preservado ha sido gracias a los esfuerzos de sus seguidores. Epicuro promovió la idea de que siempre se debe buscar vivir una vida feliz, tranquila y libre de estrés.

FRASES COMENTADAS:

1. Comamos y bebamos que mañana moriremos.

Mas claro imposible. ¿Acaso no es una verdad irrefutable? La felicidad, sea lo que sea, debe estar en el único tiempo posible, es decir, en el presente. Disfrutémoslo entonces.

2. El que menos necesita del mañana es el que avanza con más gusto hacia él.

Cuando necesitamos mucho, nos llenamos de ansiedad y de temores. Sin embargo, cuando te liberas de esa carga y disfrutas del tiempo presente, todo cambia. Hay que valorar lo que tenemos y, luego, luchar por lo que nos falta. En ese orden.

3. La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo.

La muerte es uno de los mayores temores que puede sentir y que experimenta cualquier ser humano. Sin embargo, la reflexión de Epicuro es muy interesante. Cuando estemos muertos, no estaremos, por lo tanto ¿De qué hay que preocuparte? Ahora que estamos, aprovechémoslo.

4. El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo.

Me gusta esta reflexión mucho. Epicuro no solo nos anima a valorar lo que tenemos sino que, además, lo consideremos como la riqueza más grande. ¿No es fantástico? Siempre ocurre que valoramos las cosas que teníamos una vez que ya la perdimos. Cambiemos eso y disfrutémoslo sin tener que perder nada.

5. Es absurdo pedir a los dioses lo que cada uno es capaz de procurarse por sí mismo.

Muchas personas «creen» en Dios para tener a alguien a quien pasarle toda la responsabilidad. Si quieres rezar, reza, Luego, levántate y lucha por ello.

Otras frases geniales de Epicuro:

. Una ira desmesurada engendra la locura.
También en la moderación hay un término medio, y quien no da con él es víctima de un error parecido al de quien se excede por desenfreno.
Todo el mundo se va de la vida como si acabara de nacer.
Que nadie, mientras sea joven, se muestro remiso en filosofar, ni, al llegar a viejo, de filosofar se canse. Porque, para alcanzar la salud del alma, nunca se es demasiado viejo ni demasiado joven.
Si lo dice de corazón, ¿por qué no abandona la vida? Está en su derecho, si lo ha meditado bien. Por el contrario, si se trata de una broma, se muestra frívolo en asuntos que no lo requieren.
El cuerpo, en lances de amor, es parte indispensable del alma.
El futuro no es nuestro, pero tampoco puede decirse que no nos pertenezca del todo.
El hombre es rico desde que se ha familiarizado con la escasez.
La libertad y la anarquía son los mayores frutos de la autarquía.
Llegará un momento en que creas que todo ha terminado, ese será el principio.
Es impío no el que suprime a los Dioses, sino el que los conforma a las opiniones de los mortales.
Malo es vivir en necesidad; pero no hay necesidad alguna de vivir en ella.
Quien afirma que aún no le ha llegado la hora o que ya le pasó la edad, es como si dijera que para la felicidad no le ha llegado aún el momento, o que ya lo dejó atrás.
Límite de la grandeza de los placeres es la eliminación de todo dolor. Donde exista placer, por el tiempo que dure, no hay ni dolor ni pena, ni la mezcla de ambos.
Si buscas la fama, más fama te darán mis cartas que todas esas cosas que festejas y por las cuales eres festejado.
Es estúpido quien confiese temer la muerte no por el dolor que pueda causarle en el momento en que se presente, sino porque, pensando en ella, siente dolor: porque aquello cuya presencia no nos perturba, no es sensato que nos angustie durante su espera.
Lo insaciable no es la panza, como el vulgo afirma, sino la falsa creencia de que la panza necesita hartura infinita.
Para muchos, haber ganado riquezas no fue acabamiento de sus miserias, sino cambio de unas miserias por otras.
Las enfermedades duraderas proporcionan a la carne más placer que dolor.
Nadie, al ver el mal, lo elige, sino que se deja engañar por él, como si fuera un bien respecto a un mal peor.
Debemos buscar a alguien con quien comer y beber antes de buscar algo que comer y beber, pues comer solo es llevar la vida de un león o un lobo.
Retírate dentro de ti mismo, sobre todo cuando necesites compañía.
El placer es el principio y el fin de una vida feliz.
¿Quieres ser rico? Pues no te afanes por aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia.
Quien un día se olvida de lo bien que lo ha pasado se ha hecho viejo ese mismo día.
Nada es suficiente para quien lo suficiente es poco.
El arte de vivir bien y el arte de morir bien son uno.
Una conducta desordenada se parece a un torrente invernal de corta duración.
La desgracia de los sabios es mejor que la prosperidad de los necios.
El momento en que la mayoría de vosotros debería retirarse es cuando estéis forzados a estar en una multitud.
Prefiero ser primero en un pequeño pueblo ibérico que segundo en Roma.
No ha de ser dichoso el joven, sino el viejo que ha vivido una hermosa vida.
El que dice que todo acontece por necesidad, nada puede objetar al que niega que todo sucede por necesidad, pues esto mismo afirma que acontece por necesidad.
No es lo que tenemos, sino lo que disfrutamos lo que constituye nuestra abundancia.
El placer es el bien primero. Es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión. Es la ausencia del dolor en el cuerpo y la inquietud en el alma.
¿Dioses? Tal vez los haya. Ni lo afirmo ni lo niego, porque no lo sé ni tengo medios para saberlo. Pero sé, porque esto me lo enseña diariamente la vida, que si existen ni se ocupan ni se preocupan de nosotros.
Cuanto mayor es la dificultad, mayor gloria en superarla.
Si Dios escuchase a las oraciones del hombre, todos hubieran perecido rápido, porque siempre rezan por el mal de otros.
Es mejor para ti estar libre del miedo tumbado en una paleta, que tener un sofá de oro y una mesa rica y llena de problemas.
No desarrollas el coraje siendo feliz en tus relaciones personales diarias. Lo desarrollas sobreviviendo a tiempos difíciles y desafiando la adversidad.
El hombre que no se contenta con poco, no se contenta con nada.
No eches a perder lo que tienes, deseando lo que no tienes; recuerda que lo que tienes ahora fue una vez cosas que solo deseabas.
De todas las cosas que la sabiduría provee para hacernos completamente felices, la mayor es la posesión de la amistad.
Juzgamos mejores que los placeres muchos dolores porque se consigue para nosotros un placer mayor.
Es imposible vivir una vida placentera sin vivir sabiamente, bien y justamente. Y es imposible vivir sabiamente, bien y justamente sin vivir una vida placentera.
Los bienes son para aquellos que saben disfrutarlos.
El más grande fruto de la justicia es la serenidad del alma.
La justicia es la venganza del hombre social, como la venganza es la justicia del hombre salvaje.
Toda amistad es deseable por sí misma, pero tiene su origen en los beneficios.
No es tanto la ayuda de nuestros amigos como la confianza de su ayuda.
¿Dios está dispuesto a prevenir la maldad pero no puede? Entonces no es omnipotente. ¿No está dispuesto a prevenir la maldad, aunque podría hacerlo? Entonces es perverso. ¿Está dispuesto a prevenirla y además puede hacerlo? Si es así, ¿por qué hay maldad en el mundo? ¿No será que no está dispuesto a prevenirla ni tampoco puede hacerlo?
Así como el sabio no escoge los alimentos más abundantes, sino los más sabrosos, tampoco ambiciona la vida más prolongada, sino la más intensa.
La riqueza requerida por la naturaleza es limitada y es sencilla de adquirir, pero la riqueza requerida por ideales vanos se extiende hasta el infinito.
El sabio no se esforzará en dominar el arte de la retórica y no intervendrá en política ni querrá ser rey.
El más grande fruto de la autosuficiencia es la libertad.
Debemos meditar, por tanto, sobre las cosas que nos reportan felicidad, porque, si disfrutamos de ella, lo poseemos todo y, si nos falta, hacemos todo lo posible para obtenerla.
El hombre que no sea virtuoso no puedes ser feliz.
Y aún es peor quien dice: Bello es no haber nacido pero, puesto que nacimos, cruzar cuanto antes las puertas del Hades.
La filosofía es una actividad que con discursos y razonamientos procura la vida feliz.
La manía de hablar siempre y sobre toda clase de asuntos es una prueba de ignorancia y de mala educación, y uno de los grandes azotes del trato humano.
Vale más ser desgraciado y racional que feliz y falto de razón.
La vida del necio esta vacía de gratitud y llena de temores.
El necio, entre otros males, posee éste: siempre trata de comenzar su vida.
El que exhorta al joven a una buena vida y al viejo a una buena muerte es un insensato, no sólo por las cosas agradables que la vida comporta, sino porque la meditación y el arte de vivir y de morir bien son una misma cosa.
Así pues, la muerte no es real ni para los vivos ni para los muertos, ya que está lejos de los primeros y, cuando se acerca a los segundos, éstos han desaparecido ya.
Por tanto, la recta convicción de que la muerte no es nada para nosotros nos hace agradable la mortalidad de la vida; no porque le añada un tiempo indefinido, sino porque nos priva de un afán desmesurado de inmortalidad.
La prudencia es el más excelso de todos los bienes.
Si lo malo que dicen de ti es verdad, corrígete; si es mentira, ríete.
No es pobre el que tiene poco, sino aquel que teniendo mucho desea todavía tener más.
Para tener verdadera libertad hay que ser esclavo de la filosofía.
No hay cosa que sea suficiente para aquel que no queda satisfecho con un poco.
Es verdad que hay dioses; pero lo que la multitud cree de ellos no es cierto, pues lo que la multitud cree cambia con el tiempo.
El permanecer oculto no sirve de nada al pecador; pues aunque consiga encontra un buen escondrijo le falta la confianza.
Busca el placer que no venga seguido de ningún dolor.
Acostúmbrate a pensar que la muerte para nosotros no es nada, porque todo el bien y todo el mal residen en las sensaciones, y precisamente la muerte consiste en estar privado de sensación.