Lucio Anneo Séneca (4 a. C.- 65 d. C.), llamado Séneca el Joven para distinguirlo de su padre, Marco Anneo Séneca, fue un filósofo, político, orador y escritor romano. te hemos traído hoy aquí más de cien frases de Séneca para que veas las cosas desde otra perspectiva y descubras la sabiduría de sus palabras.
FRASES COMENTADAS
1. La recompensa de una buena acción es haberla hecho.
Conozco a muchísimas personas que no estarían de acuerdo con esta afirmación de Séneca. Para mucha gente, la buena acción nace por un interés oculto o manifiesto. Si te ayudo es para que, luego, tú me ayudes. Sin embargo, la acción nacida de la avaricia nunca trae paz, ni calma. Si das, que sea por la misma acción de dar. En la misma acción está la recompensa. Ahí está la verdadera paz, la verdadera sabiduría.
2. Desdichado es el que por tal se tiene.
Si te sientes feliz, serás dichoso. No hay mayor secreto. Lo importante no es lo que tienes. Lo importante está en lo que eres, en lo que hay dentro de ti.
3. Admira a quien lo intenta, aunque fracase.
Admirar a quien lo intenta ¿No es interesante? Vivimos en una época donde solo se valora al ganador. Aquel que queda en un segundo lugar, pronto es olvidado. Séneca no le importa si has quedado último. Te admirará porque lo intentaste y para ello se necesita coraje, valentía y pasión. Justo de lo que carecen aquellos que solo critican.
4. Sabed que cuando uno es amigo de sí mismo, lo es también de todo el mundo.
Es decir, que cuando te encuentras con alguien desagradable, no significa otra cosa sino que ese hombre es su propio enemigo. Recuerdo esto: Tu mundo exterior solo es un reflejo de tu mundo interior. Si das odio, dentro de ti está el mismo infierno.
Otras frases geniales de Séneca
- Grandes riquezas, gran esclavitud.
- Hay cosas que para saberlas no basta con haberlas aprendido. Fue la avaricia la que instauró la pobreza y al ambicionarlo todo lo perdió todo.
- He aquí una cosa grande: tener la debilidad de un hombre, y la seguridad de un dios.
- Hoy puede acontecer lo que puede acontecer cualquier día.
- Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que otros opinen de ti.
- Jamás se descubriría nada si nos considerásemos satisfechos con las cosas descubiertas.
- No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho.
- La felicidad es no necesitarla.
- Pesa las opiniones, no las cuentes.
- Vencer sin peligro es ganar sin gloria.
- Nada nos proporciona dignidad tan respetable, ni independencia tan importante como el no gastar más de lo que ganamos.
- Muy sentida es la muerte cuando el padre queda vivo.
- La amistad siempre es provechosa; el amor a veces hiere.
- La avaricia es como la llama, cuya violencia aumenta en proporción al incendio que la produce.
- Verdaderamente, el azar tiene mucho poder sobre nosotros, puesto que, si vivimos, es por azar.
- Todo arte es imitación de la naturaleza.
- No hay nada tan veloz como la calumnia; ninguna cosa es más fácil de aceptar, ni más rápida de extenderse.
- Júzgate dichoso cuando puedas vivir a la vista de todo el mundo.
- La alegría verdadera no ha de cesar ni volverse jamás contra ti.
- Para poco ha nacido quien aguarda el reconocimiento de sus contemporáneos.
- Nada de lo que poseemos es necesario, hay que volver a las leyes de la Naturaleza.
- La ambición, el lujo, y la arrogancia exigen un escenario.
- Vuelvo más avaro, más ambicioso, más sensual, aún más cruel y más inhumano, porque estuve entre los hombres.
- Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía.
- Nadie escribe en su diario los favores recibidos.
- La felicidad que no se modera se destruye a sí misma.
- Nada recupera y conforta tanto a un enfermo como el afecto de los amigos.
- La muerte es la consagración de aquellos cuyo fin merece la alabanza de los mismos que la temen.
- La armonía total de este mundo está formada por una natural aglomeración de discordancias.
- Vivir siempre en la comodidad y pasar sin una pena en el alma es ignorar la otra mitad de la naturaleza.
- Ajeno es todo lo que nos viene en deseo.
- Ofensa hace a los buenos el que a los malos perdona.
- Procuramos olvidar lo que, traído a la memoria, nos entristece.
- El peor enemigo es el traidor.
- Si quieres que tu secreto sea guardado, guárdalo tú mismo.
- No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba.
- Bueno es tener fama, pero más seguro es tener dinero.
- Los que saben mucho se admiran de pocas cosas, y los que no saben nada se admiran de todo.
- No hay viento favorable para el que no sabe donde va.
- Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones.
- Sin estudiar enferma el alma.
- El primer arte que deben aprender los que aspiran al poder es el de ser capaces de soportar el odio.
- Necesarios son nuevos favores de la fortuna para conservar la felicidad.
- Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella.
- Las buenas costumbres se conforman unas con otras, y por eso duran.
- Con facilidad se adquiere lo preciso para la vida.
- Las obras se tienen medio terminadas cuando se han comenzado bien.
- La felicidad no mira de dónde nace, sino a dónde puede llegar.
- Nunca fue fácil el aprendizaje de la virtud.
- Muchas veces es valor el conservar la vida.
- Tan grande como la turba de los admiradores es la turba de los envidiosos.
- Si os sujetáis a la naturaleza, nunca seréis pobres; si os sujetáis a la opinión, nunca seréis ricos.
- Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos.
- Dos veces vence el que en la victoria se vence a sí.
- Igual virtud es moderarse en el gozo que moderarse en el dolor.
- Gran parte de la bondad consiste en querer ser bueno.
- Los hombres aman sus vicios y al mismo tiempo los odian.
- No os espante la pobreza; nadie vive tan pobre como nació.
- No es pobre el que tiene poco, sino el que mucho desea.
- Desgracia imprevista nos hiere más fuertemente.
- El único obstáculo de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy.
- Hace falta toda una vida para aprender a vivir.
- Es rey quien nada teme, es rey quien nada desea; y todos podemos darnos ese reino.
- Vende su propia voluntad el que recibe ajeno beneficio.
- Contra la ira, dilación.
- La ira: un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte.
- El que siempre busca grandezas, alguna vez la encuentra.
- La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo.
- Lo mismo es nuestra vida que una comedia; no se atiende a si es larga, sino a si la han representado bien. Concluye donde quieras, con tal de que pongas buen final.
- Feas palabras, aun livianamente dichas ofenden.
- Lo que de raíz se aprende, nunca del todo se olvida.
- Reino en lugar ajeno no está seguro.
- Quien da pronto da dos veces.
- Confiesa el delito el que huye del juicio.
- No os espante el dolor; o tendrá fin o acabará con vosotros.
- No hay más calma que la engendrada por la razón.
- El que no quiera vivir sino entre justos, viva en el desierto.
- Sin razón se queja del mar el que otra vez navega.
- La naturaleza nos ha dado las semillas del conocimiento, no el conocimiento mismo.
- Para ser feliz hay que vivir en guerra con las propias pasiones y en paz con las de los demás.
- Sólo en la fortuna adversa se hallan las grandes lecciones del heroísmo.
- Existe el destino, la fatalidad y el azar; lo imprevisible y, por otro lado, lo que ya está determinado. Entonces como hay azar y como hay destino, filosofemos.
- Un solo bien puede haber en el mal: la vergüenza de haberlo hecho.
- Todo lo debemos consultar con el amigo, más primero debemos consultar si lo es.
- Forma parte de la curación el deseo de ser curado.
- A veces, incluso el vivir es un acto de valor.
- No es preciso tener muchos libros, sino tenerlos buenos.
- Peores son los odios ocultos que los descubiertos.
- El colmo de la infelicidad es temer algo, cuando ya nada se espera.
- Cuanto mayor es la prosperidad tanto menor se debe confiar en ella.
- No hay mayor causa de llanto que no poder llorar.
- ¡Estudia! No para saber una cosa más, sino para saberla mejor.
- Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad.
- Los espíritus fuertes disfrutan de las adversidades como los soldados intrépidos triunfan en las guerras.
- Más dañosa es la abundancia que viene sobre gran codicia.
- El valor es siempre ambicioso de peligros.
- Las dificultades fortalecen la mente, como el trabajo lo hace con el cuerpo.
- No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.
- Más dura la memoria de las injurias recibidas que de los beneficios.
- No existe ningún gran genio sin un toque de demencia.
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